viernes, 5 de diciembre de 2008

REQUIEM FOR A DREAM (III)

La Historia está llena de ejemplos sobre decadencias. Las decadencias, como elemento de reflexión recurrente en las sociedades, son complejos procesos históricos que , siempre, fascinan a los seres humanos. ¿Por qué se habla, en ésta entrada, de los siglos XVI y XVII? Porque el encubierto ataque a la realidad de estos siglos, por sus detractores, justifica una serie de argumentos para favorecer la disolución nacional.
Siendo nuestra España, se reitera, una de las naciones más antiguas subsistentes con conciencia de sí en la Historia universal. Y siendo nuestra España, también, una vez conseguida la reunificación dinástica en época de los Reyes Católicos en 1492, uno de los primeros estados modernos de la Historia europea, ya la decadencia preocupó a los españoles de entonces; y lo hizo en tiempos muy tempranos.
Un paralelismo entre las realidades políticas de España y de Italia siempre es sumamente interesante, tomando como referencia finales del siglo XV.
Al fín y al cabo, Nicolás Maquiavelo previamente bien que se preocupó de alertar - continuamente - a sus contemporáneos florentinos de la nueva realidad política, económica y militar de ... españoles y de franceses . Los italianos eran, tomando como modelo la realidad de Italia entre época de Augusto hasta principios de Bizancio, en la simplificación histórica siempre necesaria (aún lo discuten hoy) una nación pero no un estado.
Maquiavelo en su correspondencia imprecaba, encubiertamente, a quienes estaban enzarzados en una política de gallinero y de microciudades (causa, en un sentido, de la extraordinaria vitalidad y riqueza de Italia al final de la Edad Media y principios del Renacimiento) poco menos así: "no os enteráis qué son estos estados modernos". Pues Fernando el Católico e Isabel no solamente unificaron las Coronas de Castilla y Aragón, o crearon el primer gran ejército moderno de la Historia europea con una impresionante artillería; la política de alianzas matrimoniales planificadas por ellos para sus vástagos fué genial.
Uno de los primeros estados modernos nacionales europeos fué precisamente España. El éxito del mismo proceso de unificación nacional español fué tratar de encauzar todas sus energías hacia un ideal común y hacia un fin común.
Ciertamente en el proceso quedaron jirones irreparables en la mentalidad de fines del siglo XX y principios del siglo XXI; colateralmente la expulsión de las minorías de judíos y de moriscos, olvidándose siempre (naturalmente) que muchos europeos habían reprochado continuamente a los españoles su tolerancia. Sorprendente paradoja en una época intolerante siempre obviamente. Más sorprendente si se piensa (la Inquisición siempre es inadmisible) en el uso tan suave de la Inquisición española contra diversos fenómenos sociológicos que en otros países , por otras Inquisiciones, generaron verdaderas matanzas con miles y miles de víctimas, como en Francia y en Alemania. En esos momentos también empezaba la Leyenda Negra contra los españoles.
Los españoles globalizadamente daban la impresión, a los extranjeros de viaje por la península, de ser una nación o pueblo bastante pacífico, profundamente coherente en su diversidad, dentro del concepto aceptado por la abrumadora mayoría de las poblaciones de la península de Patria religiosa común y de Corona que respetaba los usos, costumbres y libertades de sus antepasados. Y siendo paladines de la cristiandad en teoría, frente a los turcos, la misma publicística - en época de Carlos V - se permitía llamar Hidep.ta al Santo Padre de Roma para justificar el desastre del Saqueo de Roma por los Imperiales.

Mas en estas entradas se habla de decadencias. Frente a la Edad de Oro que los españoles creyeron vivir en época del reinado de los Reyes Católicos, o el complejísimo y ambivalente periodo de Carlos V, vino la Edad de Plata en época de Felipe II, y más tarde la atroz sensación de decadencia en el siglo XVII.
La conciencia de decadencia para muchos españoles, en el siglo XVII, sobrevino por una compleja serie de razones interrelacionadas, y naturalmente se manifestó plenamente en época de los Austrias menores, culminando ésta sensación colectiva en el reinado de Carlos II.
Todo cristalizó súbitamente hacia unas fechas tópicas; una de ellas, reiterada, 1648. A fines del siglo XVII los españoles estaban convencidos vivían en una nación arruinada. Qué lejos, entre otras descripciones del pasado y feliz siglo XVI, aquella conservada en el manuscrito de El Escorial, cuando el acompañante de Felipe II visita, junto con el séquito real, parte de Europa en el viaje para reunirse el futuro Felipe II con su padre Carlos V y es consciente, por ejemplo, de la pobreza de Alemania entonces frente a España...
Mas si ésa atroz sensación de decadencia, consignada en los escritos peninsulares, perjudica la comprensión del periodo durante los siglos XVI y XVII, otros elementos deben reseñarse para paliar la misma concepción de la época como de decadencia de las Españas.
-¿Fué decadencia, en Hispanoamérica, la creación y consolidación ex novo de cerca de 150 ciudades importantes con un urbanismo lineal y racional, Iglesias, Cabildos y Audiencias, Catedrales, Monasterios, Universidades, Imprentas, fortalezas?
- ¿Fué decadencia ver en Virreinato de Nueva España (Méjico) a la aristocracia india de la abrumadora parte de las tribus, tribus que abrumadoramente se alegraron de la liberación del yugo azteca, salir a cazar ataviada a la europea, o el intento - posteriormente abortado - de extender el sacerdocio al clero indígena por ejemplo?
- ¿Era decadencia el proceso de gestación de la realidad de la Virgen de Guadalupe, que anunciaba el futuro mestizaje de Nueva España?
- ¿Era decadencia el sistema de las flotas, en el siglo XVI, centrado en los galeones que surcaban los mares y basado, bien en el control de la Corona, como en la Libertad de contratación a la hora de organizar las flotas y de aparejarlos?
- ¿Era decadencia la plasmación de la espléndida realidad artística y literaria del Siglo de Oro español que hasta nuestros días ha llegado?
Mas nuestros compatriotas del siglo XVII siempre fueron conscientes de un proceso de gran decadencia.
Decadencia política , plasmada en primer lugar en la crísis interna de los mecanismos de consenso de las Españas agrupadas en torno a la figura de la Corona. Conforme la Corona española quería incrementar su control administrativo, la sociedad y los cuerpos intermedios aumentaban sus reticencias, como en última instancia los campesinos. En primer lugar , los campesinos no estaban dispuestos a entregar más gallinas y cochinitos a los recolectores de impuestos. El grito colectivo de las Cortes peninsulares era; "¡qué vienen los funcionarios!", en el siglo XVII. Mas la estampida determinante fué la Independencia de Portugal, consecuencia de una conspiración nobiliaria.
Decadencia monetaria; en aquel entonces los patrones monetarios se basaban, desde época de Constantino y Roma en el siglo IV, en el bimetalismo, Oro y Plata. Y las teorías economicas mercantilistas desde el siglo XVII sobre todo hacían hincapié en controlar los estados la mayor cantidad de Oro y de Plata. La riqueza de los españoles en el siglo XVI, causada en ý ultima instancia por una moneda abundante y barata, acuñada en oro y plata con las minas americanas , favoreció un proceso de inflación monetaria que hundió toda la producción artesanal peninsular en una serie de sectores económicos ; y los españoles de entonces...importaron esos bienes, más baratos, de Europa. Crack al final, en consecuencia, en parte importante de la península.
Entonces aparecieron, naturalmente, los llamados arbitristas...racionales o disparatados teorizaron sobre la conciencia de decadencia, la realidad de decadencia y sus hipotéticos remedios.
Mas todo el dispositivo económico como el circuito económico de las Españas entonces, pese a esta decadencia coyuntural en el siglo XVII, se mantuvo en realidad por tres centurias...¿y qué lo posibilitaba en realidad?
Casi nadie piensa en qué fué, económicamente y en última instancia, la desarticulación del Imperio español a principios del siglo XIX ; y la importancia que en ella tuvo el uso de un metal para obtener la plata (éste metal era el petróleo encubierto de los españoles y de la Corona española). En Nueva España se perdió ... con las independencias criollas. Y la salida en cotización del mismo, en la Bolsa de Londres, permitió que españoles peninsulares y españoles de ultramar perdiesen la fuente de su riqueza monetaria y de su autonomía monetaria entonces. Los mejicanos perdieron su autonomía financiera; producían plata de sobra, que no controlaban, así como otro elemento esencial que ¡no podían controlar pues estaba en bolsa extranjera!.
- Decadencia económica ; los engranajes de la Corona, durante la primera mitad del siglo XVII, no podían garantizar y sostener militarmente y diplomáticamente la brutal expansión tricontinental de España fuese en América, Europa o Asia, y ellos estaba en interrelación a los problemas suscitados por las Cortes peninsulares de las Españas quienes se negaban a seguir apoyando financieramente los mecanismos para perpetuar el Imperio impulsados por los Validos y Virreyes. Y sobre todo; el poder del Imperio en Europa.
- Decadencia social; en el ámbito demográfico es cierta la decadencia por ejemplo, siempre teniendo en cuenta el ininterrumpido y continuo traspaso, por un siglo y medio, de población tendente a joven y aventurera hacia ultramar, dispuesta a una nueva vida en América. También en economías características del Antiguo Régimen no deben olvidarse los periodos de trastornos climáticos naturales, que arruinaban la producción agraria esencial entonces en la economía y el siglo XVII conoció frente al XV y XVI un trastorno climático importante. En el ámbito de las mentalidades, en la península, una sociedad crecientemente ensimismada en sí misma, crecientemente jerarquizada hasta extremos inimaginables, y obsesionada tanto por el mito de la limpieza de sangre como por la crísis entonces de mentalidades. Crísis de la artesanía, abandono progresivo del comercio, el reforzamiento de un modelo socioeconómico con elementos intervencionistas, sustrayendo masivamente bienes inmuebles rústicos y urbanos al mercado, inmovilizándolos, e imposibilitó en zonas de la península según algunos una hipotética revolución burguesa socioeconómica como la operada en otras zonas de Europa; Norte de Italia, Países Bajos por ejemplo.
- Decadencia en los ideales...Era, ciertamente, la más importante de las decadencias detectadas. Sin ideales nada hay. Al menos Cervantes quedó manco en Lepanto. Y en una sociedad española, en los siglos XVI y XVII (y hoy), donde proliferaban (y proliferan) los vivillos y los pícaros de toda laya y, en la cual, el autor de El Quijote se encontraba suplantado por innumerables Quijotes falsos, siempre pervivían los ideales. Ello ocurrió a un genio de la literatura universal. No digamos la devaluación en la imagen de los previamente feroces y austeros soldados que señorearon Europa, convertidos al final literariamente en fanfarrones retóricos.

Mas los ideales, mal entendidos, llevaron a identificarse a los españoles de acuerdo con una imagen crecientemente dogmática, excluyente y cerrada hacia el exterior; y la evolución de éste imaginario tendente al ensimismamiento y cerrarse a otras realidades empezó a ser posteriormente una causa de divergencia en la evolución de la sociedad española (en estas entradas siempre se habla de sociedades españolas) y ello frente a otras sociedades europeas. Lo cual, se olvida siempre, fué característica de casi todas las naciones, y de casi todas las culturas europeas, hasta finales del XVII; mas mientras otras sociedades fueron abriéndose hacia el exterior, la española siguió en parte sustancial cerrada en sí misma.
Esos ideales han existido en España en los siglos XVI, XVII, XVIII, XIX y XX de sobra. En las mismas vascongadas, por ejemplo, la bandera española se colocaba sin reticencias en todas las Plazas Mayores hacia 1900. Uno de estos ideales, en los siglos XVI, XVII, u hoy en otra sociedad y circunstancias muy diferentes, se llama; Patriotismo.
El Patriotismo no es inicialmente un ideal económico; por Patriotismo eventualmente individuos y colectivos niegan la economía. Mas es cierto, históricamente, que un patriotismo integrador, consensuado y tolerante, ayuda a pervivir las culturas y sociedades en el espacio y tiempo de la Historia.
Y, al final, un patriotismo colectivo (en primer lugar un patriotismo que se preocupa de verdad de los compatriotas) bien entendido se manifiesta positivamente en la economía.
¿Qué puede empezar a pensarse de un sistema administrativo que posibilita que minorías y grupos, perfectamente organizados, dinamiten ese patriotismo desde hace años y años en partes significativas de nuestra España?
Porque, reflexionándose pausadamente sobre ello, resulta obvio que en el siglo XVI y XVII y XVIII los españoles de entonces conservaban su usos y libertades locales desde época de sus antepasados, entre otras cuestiones el bilingüísmo en muchas zonas. Pero los vascongados por ejemplo estuvieron entonces en todas partes, y en muchas gestas, a favor de España y las Españas.
Y nadie históricamente impuso a los catalanes el castellano...