lunes, 8 de octubre de 2007

ANOTACIONES LIBERALES: EL MITO DE LA NACIÓN CATALANA (IV).

Deben leerse las entradas anteriores para entender ésta.

I

La comarca feliz de éste relato, tan parecida a la Comarca de Tolkien y sus habitantes, nació y nacieron, se inscribieron a sí mismos en consecuencia documentalmente en el siglo XII.
Es cuando aparece, en las crónicas medievales, el nombre de Cataluña.
Faltaba aún algo muy importante para singularizarse la Comarca más al Sur de los Pirineos: la guerra civil en la vecina Francia, la declarada Cruzada Cátara de 1209, supuso dicen en el mito la destrucción de cualquier veleidad independentista de la naciente región europea de Occitania y el corte definitivo de relaciones de la recién nacida Cataluña con ellos.
Aunque, por otra parte, las élites catalanas utilizasen como lengua literaria la Lengua de Oc o Provenzal hasta el siglo XIV: y aún en los siglos XIII y XIV en la abadía de Montserrat se conserven, en el LLivre Vermell, las melodías (cantadas y bailadas) preparadas para los peregrinos y que seguían melódicamente el Ars Nova francesa y la música de la Corte Real de Francia: mas nadie dice que ésto es enteramente singular y no sigue la tradición popular musical catalana. En el año 1.000 es cuando nace Cataluña, nos dicen hoy los políticos catalanes.

II

Todas las Iglesias y monasterios de Hispania y España, sin embargo, en torno a las que se agrupaba la mayor parte de la población voluntariamente recordaban y recordarían por ocho siglos que seguían siendo Hispania y Spania...Los habitantes de la previa comarca feliz, después de 985, arrasada Barcelona por Almanzor, se explicaba en otras entradas, se habían convertido en independientes del Reino franco; habían descubierto además algo muy importante desde ése momento.
El Oro de Al Andalus comenzó paradójicamente a fluir hacia ellos, como en el siglo XX, casi mil años más tarde, los ahorros de los andaluces en los bancos nacionales fueron importantes para convertir, entre otras razones, a la Comarca de nuevo en la región más rica de España por un tiempo.
Por ello, "¡Oro, Oro, Oro!" gritaban, por cincuenta años siguientes a 985, los aguerridos dirían hoy mossos catalanes : mossos quienes, tras el varapalo de Almanzor, naturalmente se enrolaron entusiastas como mercenarios al servicio de Al Andalus. Una política seguida por siglos y siglos por los sabios catalanes: si no puedes con tu enemigo, únete a él. Así se hicieron los más ricos; ahora pueden ser finalmente los más pobres por aislarse.
Posteriormente en consecuencia, dice el mito, ejércitos mercenarios de miles y miles de dicen hoy catalanes, al servicio de un "árabe andalusí" u otro, comandados por comes o condes paternalistas (y cafres como ellos solos, pensaban los decadentes andalusíes envueltos en perfumes y túnicas plisadas tardías hispanoromanas) saquearon alegremente Al Andalus durante las guerras civiles califales.
Estos hipotéticos árabes andalusíes, que hablaban el latín hispánico ya corrompido coloquial de la una vez Baetica céltica e italiana, y chapurreaban el árabe clásico confinado a los documentos oficiales, eran usualmente rubios y de ojos azules pues, por dos siglos, decenas de miles de eslavos y eslavas habían afluído a Corduba y las grandes ciudades de Al Andalus enrolándose al servicio de la administración andalusí y administraciones andalusíes.
En el siglo VI, tres siglos atrás y según determinados textos medievales y romano orientales dice otro mito decenas de miles de vándalos y vándalas fueron reagrupados también en la Bética por el Imperio romano oriental tras destruirse el Reino vandalo de Africa.

III

Antes que estos luctuosos sucesos de las guerras civiles andalusíes ocurriesen Pippin de Barcelona y Frodo de Gerona, acompañados por Fray Joseph de Banyoles, visitaron Toledo (Toletum) ,Córdoba (Corduba) y trataron sobradamente a sus hermanos españoles y cristianos (llamados mozárabes) de Al Andalus.
Al fín y al cabo todos de común acuerdo entonces peregrinaban también a Santiago de Compostela, si bien por caminos diferentes. Aún no se había decidido unificar por decretum el rito religioso de todos los cristianos españoles.
La primera sorpresa de ambos, al llegar a elfilandia, no fué paradójicamente la grandiosidad de Córdoba califal o de Ixbilia , sino que en sus calles se hablaba la lengua romance penínsular, como en la misma Corte califal.
Y también podían comunicarse con ellos lentamente, claro, así como leer los textos latinos cordobeses, textos redactados en latín, como los textos utilizados en la Comarca feliz (latín infecto que escandaliza siempre a los puristas, en beneficio dice el mito de los documentos andalusíes del siglo X) . En ése sentido Al Andalus, tierra elfica y céltica, que conoció la diglosia lingüística, tenía ventajas sobre la Comarca al abrirse a dos mundos simultáneamente y tres culturas lingüísticas, meditaba Fray Joseph de Banyoles. "Con un sólo idioma no vamos a ninguna parte" rezongaba.
También los tres amigos de la expedición visitaron las muy recientes ruínas de la cuidadosamente destruída y arrasada piedra sobre piedra Emérita Augusta o Mérida por los musulmanes, con tantas veleidades previas independentistas hispanoromanas y cristianas , y naturalmente callaban entristecidos recorriendo, por la Vía de la Plata, la tierra despoblada y arrasada de lo que hoy es Extremadura en dicho camino hacia el Norte.
Lusitania había sido definitivamente mutilada en su nacimiento. Ciertamente canteros y albañiles se afanaban cuando llegaron a Santiago en reconstruírla tras ser arrasada por Almanzor, como ocurría también en Barcelona.
Lo más importante; nuestros tres pequeños y simpáticos hobbits descubrieron, en sus estancias, que sus hermanos hispanoromanos y cristianos del Sur de Hispania o Spania sujetaban su existencia a un mismo derecho escrito como el de ellos.
Aunque existía algo esencial y diferente, muy diferente entonces evidentemente entre la Comarca y Al Andalus.