jueves, 8 de noviembre de 2007

ANOTACIONES LIBERALES: BLAS INFANTE Y LA REESCRITURA DE LA HISTORIA(I)

Ante la polémica política, surgida en torno a la figura histórica de Blas Infante y unas declaraciones de Vidal Quadras, se inserta hoy ésta entrada: la cuarta prevista, sobre Ceuta y Melilla, se insertará mañana.

Existen temas que requieren mucha delicadeza al abordarlos y que, evidentemente, deben ser sustraídos al debate político: en unas naciones, entre diversas fuerzas políticas o grupos sociales, existió un debate y consenso, debate y consenso sobre temas vidriosos de sus historias respectivas.
En otras naciones, sobre todo las que tuvieron la desgracia de padecer una Guerra Civil, el tema adquiere una problemática muy especial, toda vez que las heridas se transmiten generacionalmente e, igualmente, se intentan desgraciadamente mantener artificialmente.
Sin embargo, resulta evidente que éste debate - además esencial en lo que concierne a una actual o futura organización jurídico-política y administrativa de nuestra España - nace empozoñado por una compleja serie de razones; en primer lugar, por el abusivo hecho que la figura política de Blas Infante sea, en nuestros días, instrumentalizada por una izquierda que paradójicamente rechazaba en aquel momento histórico su mensaje, en segundo lugar por la problemática simultánea y subsiguiente de una Guerra civil y , en tercer lugar, por el fusilamiento de Blas Infante.
Esta cuestión se relaciona estrechamente con el llamado mito arabista que, desde los años ochenta y en aquellos momentos anteriores a 2.004, preocupaba crecientemente a personas de centro, es decir, liberales, conservadoras y muy bien formadas además en la ciudad hispalense.
Por ejemplo, resultado de nuestra historia como fué, un modelo para Andalucía según nuestra matriz irrenunciable cultural española, y no oriental ni arábiga debería ser el Rey D. Pedro el Justiciero así llamado por el pueblo y nunca , obviamente, Al Mutamid: nunca entenderé por qué individuos de nuestra administración andaluza escogerían, por ejemplo, el modelo de Al Mutamid como, en un momento determinado, hasta antes de 2.004, decidió profundizar en una reivindicación autonómica.
En sentido contrario, el político Vidal Quadras plantea una cuestión en su justo término pero de una manera muy poco diplomática, es decir, entrando como dice un refrán popular cual bulldozer en cacharrería o cristalería: pues evidentemente tiene gran parte de razón en el fondo, y - el autor de éste blog admira profundamente a dicho político - mas no tiene del todo razón en la forma pues al hacer dichas declaraciones provoca un problema más en la progresivamente compleja situación de Andalucía.
Pues es cierto que Blas Infante, en primer lugar, ciertamente reescribió la Historia de la región geográfica de nuestra Andalucía y es cierto, en segundo lugar, que Blas Infante mantuvo una verdadera fijación intelectual con dos realidades entiéndase románticas, la figura del reyezuelo taifa Al Mutamid de Sevilla - incluída su peregrinación a Ajmat para visitar su tumba, tengo en mi biblioteca un libro de Collaut Valera sobre esta cuestión - como es esencial por sus consecuencias su interpretación sobre el flamenco y el Cante Jondo (interpretación bastante discutible en una serie de aspectos además).
Esto literalmente, en un pequeño apartado lo dijo igualmente el autor de éste blog en Aula y consta en sus matrices conceptuales entonces desarrolladas como profesor.
El mismo autor de éste blog, siendo profesor de la asignatura Cultura andaluza, asignatura para colmo optativa, seis horas semanales el segundo cuatrimestre por tres cursos académicos sucesivos de una Facultad universitaria del sistema universitario andaluz, vivió de rebote una serie de sorprendentes peripecias entonces.
Nada hay más ambiguo, en varios sentidos, que el vocablo andalucismo; es peligroso pues si bien lo andalusí está residualmente en nuestro pasado es un ingrediente entre otros del andalucismo como el mismo castellanismo y leonesismo que todos los andaluces mamamos y heredamos, desde hace ocho y cinco siglos.
El problema, en última instancia, en aquellos momentos, se reducía a colocar la figura de Blas Infante en su lugar pertinente, de acuerdo con un programa dividido en tres bloques de contenidos teóricos; apenas se trató por cierto su figura histórica en dicho temario.
Existió una experiencia previa que me alertaría de una problemática creciente en desarrollo y era la profunda diferencia en la actitud del público presente, en un acto de los Reales Alcazares de Sevilla, al cual fuí invitado y con un discurso de Jaime García Añoveros, respecto al Himno andaluz: la abrumadora mayoría de los presentes, a partir de una edad, aleatoriamente piensen en veinte años, era incapaz de cantarlo: sin embargo, los niños de los colegios lo cantaban enfervorizados.
El autor de éste blog recuerda que, siendo profesor y ante determinados puntos del temario y programa que debía desarrollar, alertaba a sus alumnos universitarios, por dichos tres cursos académicos y hay muchos testigos de ello, sobre la necesidad de que futuros Maestros universitarios y Licenciados en Psicopedagogía poseyesen la más sólida formación universitaria, en sentido básico, para enfrentarse al peligro de una mitificación abusiva y deformación sobre la historia de nuestra Andalucía actual: más aún en quienes iban a ser maestros y no debían incurrir en el tópico "nuestros antepasados los moriscos".
Con independencia de los contenidos teóricos impartidos de Historia de Andalucía, el libro Andalucía a debate, de D. Manuel González Jiménez como Nuestra Andalucía de D. Julián Marías, que en paz descanse, eran rechazados como punto de partida de reflexión por un sector del alumnado.
Detecté, en resumen, esos años, que se estaba abriendo un abismo generacional: un abismo primero en término de edades diferentes, un abismo entre alumnado de una misma edad y un abismo en términos también entiéndase sociológicos, como un abismo entre personas.
Blas Infante sintió Andalucía antes de ser Andalucía históricamente y ésa era entonces, y es hoy, la realidad; mas su figura siempre es intocable pues fué fusilado. Otra cuestión es respetándose su figura saber situarla en su justo contexto.
Poco tiempo después entendí a mi pesar cuál era la gran tragedia que a todos podía atenazarnos; la semilla de la discordia que había sido definitivamente enterrada por el consenso social entre el tardofranquismo y enterrada en 1975 - 1978 y que, desde 2.004, tras los sucesos de la gran intoxicación (pues existió) los días 11-14 M 2.004, y tras la espantosa escena de "¡Faltan 200!", la triste semilla de odio y división crece, ahora explícitamente, por doquier.
La primera causa del fracaso del sistema político de la II República española, inicialmente democrático según el molde de la República alemana de Weimar en 1931 -1936, la expresaron dos grandes intelectuales entonces inicialmente mentores de ella , posteriormente disidentes hasta exiliarse, José Ortega y Gasset y Gregorio Marañón (D. Gregorio de manera no tan explícita como D. José ): la politización de todo, definición la cual encubre en última instancia el uso excluyente de la política en perjuicio de amplios sectores de población; e igual puede ocurrirnos a todos los españoles con nuestro sistema constitucional actual en estos días.
Nuestro sistema democrático, constitucional y nacional, único e indivisible, es de todos: defendamoslo, por favor, siempre entre todos.

Entrada de prevista inserción ayer.