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Si no fuera por la tragedia que se cierne sobre nuestra hoy triste España... está ya legimitado el anuncio del futuro masivo abuso de poder y totalitarismo que destruirá a los ciudadanos en Cataluña desde sí misma (en vez de resucitar España transfigurada en Cataluña, como quiso la Renaixença, indudablemente algunos quieren destruir ambas).
En resumen, desde ayer, viendo los hechos y las estadísticas, los ciudadanos, en dicho territorio, andan suplantados y abandonados a sí mismos. Siendo en mi caso historiador, reflexionando, es indudable que a la históricamente encubierta y latente confrontación histórica entre catalanes y castellanos se ha añadido la ya intencionadamente inoculada confrontación global de catalanes contra todos los demás. La mayor parte de los catalanes, posiblemente comprendiendo la etiología del problema, se han abstenido de participar en el esperpento programado. Desde los acontecimientos de los últimos dias todos parecieron hoy olvidar que la onda de dichos acontecimientos podría, antes o después, destruir nuestra (por cierto, tan mermada) seguridad jurídica de todos y en toda España.
Siempre admiré, casi desde niño y en los catalanes, su innata cortesía así como su seny...curiosamente todo lo contrario de lo que ayer y hoy pude ver. Cuando aún era niño, primeros años 70, uno de mis compañeros en aula de colegio de los claretianos en Sevilla era de origen catalán, le recuerdo al salir de clase. Nuestras madres, aquellos años, habitualmente venían a recogernos en sus Seat 127 o Seat 133. En el pequeño remolino de niños y mamás y coches aparcados en primera y segunda fila, le recuerdo hablando en esa lengua en público y con su madre. Ambos ejercitaban su libertad con naturalidad y, además, siempre se sintieron catalanes (españoles). Ayer, nada curiosamente, pensé en él y en su madre, y también en el recuerdo desvanecido de una chica catalana.
Imagino, ahora, a Mariano Rajoy. Mariano Rajoy, hoy, a lo mejor anda entre agazapado y encerrado dentro de un panteón; un panteón que dice "Constitucion española de 1978" (es decir, muy seguramente R.I.P. a cualquiera de nuestros Derechos y obligaciones desde ayer), y con un cartel añadido diciendo "Disculpen que no les responda"...
Y si Mariano Rajoy, dicho con cariño y sin deseos de menospreciar, podría parecer también a Groucho Marx, dando vueltas sobre sí mismo...también enfrente tiene (dicho sin intención de ofender) a una banda de Gremlins independentistas, disfrazados como diminutos clones de Harpo Marx alrededor del panteón en que antes de ayer y ayer convirtieron nuestra Constitución de 1978 y, nunca se olvide ¡ ayer destruyeron ellos mismos nada menos que sus instituciones históricas!, y tocando cada uno de ellos como mezcla de Gremlins y Harpo Marx, un claxon.
Todo lo anterior vivido en directo hasta ayer fue y es un delirante concurso entre unos políticos irresponsables, siempre localistas dispuestos a todo por su parcela de poder... y además todo ello no es el problema de fondo...el problema de fondo existe en su causa por la dejación de nuestro estado agravándose en Cataluña, Vascongadas...y recuerden...antes o después intentarán que dicha confrontación empiece, también, en Andalucía.
La actual crísis, centrada en Cataluña, es una irrealidad originada; primero, en una progresiva y total incomunicación mutua entre castellanistas y catalanistas. Y una irrealidad originada, en segundo lugar, en la inadmisible dejación de funciones de la misma estructura estatal constitucional española.
En esta entrada no se habla, en consecuencia, de los políticos catalanes... sino de los ciudadanos catalanes. Los hechos son; primero, un sector importante de ellos se han sentido ofendidos y su actuación ha sido, posteriormente, entiéndase no racional y sí metafísica (es decir, idealista y finalmente desconcertante para nosotros los demás). Segundo, en la intersección de dichas supuestas ofensas, por ellos así sentidas, a su dignidad, un sector importante de su clase política ha añadido hierro candente a las heridas. Y, por desgracia, cuando los colectivos entran en cuestiones entiéndanse no metafísicas sino patafísicas (bien colectivamente meter la pata o bien equivocarse... pues se actúa lejos de la racionalidad y con consecuencias no mensurables lógicamente) es cuando todo puede incendiarse como una tea.
Quienes invocan en abstracto los derechos de Cataluña olvidan precisamente que Cataluña la integran sus ciudadanos y obvian el gravísimo daño que pueden causar y causan a ellos. No hablo del daño en el ámbito cultural (dos lenguas siempre son mejor que una, ¿por qué no tres?), no hablo del daño en lo económico (les es indiferente, parece ser, provocar un espantoso crack), tampoco se habla del daño en lo social (lamento decirlo; cuanta mendicidad aflige Barcelona) sino, sobre todo y también del más irreparable; el daño emocional inoculado a sus conciudadanos catalanes.
El ejercicio de un voto no significa, por sí mismo, democracia (el voto debe ser universal, libre, secreto y...localizado en el punto de emisión); pretender ejercitar un Referendum ilegal (es decir nulo de raiz), destruyendo el marco de la legalidad democrática y de las garantías constitucionales para la mayoría... es aún una prueba de menor democracia. Un 42% o un 38% de participación invalida cualquier valor del Referendum técnicamente hablando; esa tasa probaría las intenciones segregacionistas de la misma altura autonómica actual contra parte de su población. Una supuesta participación sin censo por mesas, sin la policia autonómica obedeciendo las órdenes de la Justicia para garantizar los derechos de sus conciudadanos, sin la garantía de "una persona un voto" , con independencia de anécdotas de individuos votando varias veces... todo resume la jornada de ayer para sus críticos (me incluyo), como una violación y ataque a una Constitución y un Referendum ilegal
El problema y tragedia, para nuestro futuro, es que para las actuales autoridades catalanas y para el 38% o 42% de votantes... esa violación constitucional no lo ha sido negativamente.
Nuestro estado ha fallado estrepitosamente. La obligación de nuestro estado (articula, a veces parece olvidarse, una nación llamada España) debía haber sido d-e-f-e-n-d-e-r los Derechos (y obligaciones) de la mayoría de los integrantes de Cataluña (es decir, defender a los ciudadanos anónimos que masivamente ayer se negaron a participar en este referendum impuesto contra todos nosotros) y no lo hizo.
El resultado, en consecuencia, ha sido el de ahondar en la fractura social catalana; habrá que ver, desde ahora, quien puede evitarla...
P.d. Entrada inicialmente redactada por mí el dia 2 de Octubre
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