domingo, 5 de agosto de 2007

ANOTACIONES LIBERALES: TIEMPO CÍCLICO Y TIEMPO VECTORIAL (III): EL ETERNO RETORNO.

Cuando el historiador Amiano Marcelino nos deja su descripción de Roma describía una inmensa realidad metropolitana que se extendía sobre unas 20.000 hectáreas. Amiano Marcelino, pagano y amigo del Emperador Juliano previamente, visitó Roma con el séquito del Emperador Constancio, avanzado el siglo IV : en su estancia estuvo tratando el grupo senatorial pagano, compuesto por intelectuales, integrado en el círculo de Pretextato y Símaco.
Las cartas de la correspondencia de Símaco, quien sería prefecto de la Ciudad, expresan la inconciencia de las elites aún paganas frente al cambio de los tiempos.
Los textos descriptivos de Roma en época de Amiano son, en realidad, uno de los primeros reportajes si se quiere periodísticos de la época, reportaje comentado en el libro "Paseando por Itálica", manúscrito del autor de éste blog.
Amianus describía una inmensa realidad metropolitana que estaba comprendida en unas 20.000 hectáreas. La misma se extendía entre los Castelli Romani y la doble ciudad de Ostia/Portus. La inmensa aglomeración de Roma, rodeada en su núcleo urbano de 1.800 hectáreas por 18 kilómetros de murallas, aún subsistentes hoy, acumulaba en apariencia todas las riquezas del Universo entonces conocido.
En la época de 370 a 380 nadie imaginaba el inmenso gemido acongojado que reflejan todos los textos subsistentes, empezando por las lamentaciones casi jeremíacas de San Jerónimo después de 409 (autor también de increíbles reportajes periodísticos describiendo aspectos de la sociedad romana de entonces). San Jerónimo declamaba en Palestina recordando la grandeza pasada de Roma.
Justo después de los inconvenientes causados por el suave saqueo de Alarico, igualmente a principios del siglo V, un Senador galoromano y también pagano, Rutilio Namaciano, se embarcaba en Ostia/Portus hacia la Galia. Conservamos un agradable y bello poema sobre su estancia y vuelta a la Galia. Imposibilitado de embarcar por vientos contrarios, que aprovechó para componer una canción a la Ciudad, en la cual, mientras escuchaba el sonido de la multitud en teatros, anfiteatros, circos y naumaquias, audible en Ostia, dejaba constancia en su apreciación que , en el orden natural de las cosas, es preciso bajar para volver a renacer. Y decía (o decía algo así) :"Escucha, oh madre de un mundo que te pertenece". Este poema estéticamente agradable, con musicalidad latina propia, en donde describe su vuelta hacia la Galia, tiene sin embargo sorprendentes diatribas y que causan malestar en el lector: una, contra los judíos (siempre el antisemitismo...) y otra ... contra los monjecitos.
Bueno, ya un griego alejandrino reprochaba a Trajano a principios del siglo II d.d.C. : "¡Tu Consejo de Estado está lleno de judíos ateos!": desde luego sobre antisemitismo apenas hemos avanzado. Y si no son los judíos el culpable, indefectiblemente, siempre es el gobierno. Ya sabemos lo que dice el refrán italiano: "Piove, porco governo".
También conocemos la 1ª Ley de Kraupthammer: cualquier persona que destaque en nuestros días será judío a menos que no se muestre lo contrario. Problemillas de la condición humana, ya que escribe en los USA, pues al fín y al cabo los USA son una Europa trasplantada más allá del Atlántico, sin los precondicionamientos de la historia europea...
Aquellos intelectuales del siglo II, IV y V nunca imaginarían que, en el siglo VI, Roma sería un inmenso escenario teatral, desmoronándose, vacía de cualquier habitante cuando fué evacuada y estaría vacía de población: o que el aún existente Senado romano sería exterminado por órden de un monarca Godo, ¿mas hoy en día sigue existiendo en Roma un Senado de la República italiana?.
El Senador Pretextato ironizaba sobre el Santo Padre de la Iglesia Universal y sus supuestamente fabulosas riquezas: hoy, en todo caso, sigue ironizandose, por desgracia, sobre las supuestas y fabulosas riquezas de la Iglesia Católica, universal y, naturalmente, española.
Ya un satírico latino ironizaba sobre aquella ancianita judía que mendigaba, autodenominándose Gran sacerdotisa del árbol, olvidandose en su sátira de su dignidad intrínseca. Pues la Iglesia Católica tiene mucho, como institución, de aquella ancianita judía también descrita por el satírico latino: nunca pedía dinero directamente a los transeúntes, sino que dejaba el cuenco para que los transeúntes dejasen la moneda que estimasen conveniente.
Nunca olvidemos que el tronco judeocristiano sigue siendo abrumadoramente católico en el árbol de nuestra nación y quien, en nuestros días, es al mismo tiempo venerable y lozana ancianita, deja a cada uno vivir su vida. Pues si el 80% de los padres de familia españoles reclamaban, hace tres años, una educación específicamente católica para sus hijos, ello tenía una causa evidente.