lunes, 16 de julio de 2007

SOBRE PROBLEMAS EN PROPIEDADES PRIVADAS EN SEVILLA (I).

Hace no demasiado tiempo, menos de un mes, un conocido y vecino mío me contaba algo surrealista. Yendo con su esposa (en su nuevo Ranger Rover ciertamente, afortunados ellos) a una finca que posee, se encontró con el delirante espectáculo de una masiva tala de árboles. Árboles umbríos y copudos plantados, parece ser por su abuelo, a ambos lados de la carretera. Dicha tala era realizada por un grupo de personas a ambos lados de la carretera de acceso. La razón pretextada por estos individuos que así actuaban, era que se encontraban en una "servidumbre de paso" mas con el problema que éste caballero sevillano les recordó: que la citada servidumbre de paso correspondía al sendero tal y se encontraba en otro lugar de su propiedad. Este conocido narraba que fué a plantear una queja en el cuartelillo de la Guardia Civil, debiendo retirarla posteriormente, pues al parecer se había enfrentado al Ayuntamiento del lugar, quien ordenó dicha tala. Se le dijo que había denunciado al Ayuntamiento, siendo el Ayuntamiento "todos". De ser cierto el relato de éste conocido, caballero ecuánime y reflexivo además, se manifiesta una curiosa volonté generale en sentido rousseauniano, madre de todos los totalitarismos. Pero sobre todo: pobres arbolazos que nunca volverán a crecer.
Mas existe algo más sorprendente, sabido no hace mucho, menos de dos semanas. Un conocido profesional, con importantes cargos académicos y profesionales previos , con doble nacionalidad, española y de otra nación, se ha encontrado, a su vuelta de otro país, con su apartamento ocupado. OCUPADO. Se vió momentáneamente en la calle, teniendo todas sus ropas y posesiones en dicho apartamento.
La ocupación de dicho apartamento, por una persona, tuvo lugar mientras éste señor se encontraba en el extranjero, visitando a su familia. Mas lo sorprendente es que dicho apartamento se encuentra en una de las mejores avenidas de la ciudad hispalense y en un edificio sobreprotegido por diversas razones. Según su relato, pese a ser propietario en registro de la casa, estar al corriente del IBI, tener la comunidad a su nombre, la residencia en el apartamento, la luz, etcétera, se encontró, también, con cambios en recibos suprimiéndose su nombre de ellos mientras estuvo fuera.
Historia ésta última que, de ser cierta, podría dar lugar a muy suculentas reflexiones.