martes, 17 de julio de 2007

SOBRE PROBLEMAS EN PROPIEDADES PRIVADAS EN SEVILLA (II)

De la segunda anécdota ayer narrada, es preciso destacar lo que sigue. Un ciudadano no puede abandonar, por lo visto, su país ni su ciudad, teniendo la nacionalidad española, en el cual realiza una carrera profesional y como autónomo por muchísimos años.
Un ciudadano, tras trabajar por una serie de años, es propietario de dos apartamentos. Si no hubiese trabajado también podría serlo además, ser o no propietario no tiene que ver con eso. Este ciudadano se encuentra, según su relato, cuando vuelve de una estancia en extranjero, con su domicilio habitual en Sevilla, del cual además es propietario, ocupado, impidiéndosele el acceso al mismo. No es precisamente un domicilio en un barrio suburbial sevillano, no.
Nada hay más horrible que cruzarse con un conocido, un señor mayor de casi ochenta años, aunque su apariencia no sea ésa afortunadamente para él, y que explique esto. Afortunado él, quien reside ahora en el domicilio de unos amigos suyos. Afortunado él quien no ha tenido un derrame cerebral o un infarto cuando, a lo largo de dicha semana transcurrida, fué descubriendo su suplantación.
Este ciudadano se encuentra no solamente con su casa y domicilio ocupado; cuando vuelve de una estancia en extranjero, progresivamente, se encuentra con que los recibos, los cuales estaban todos a su nombre, han sido cambiados según su relato a mí manifestado. ¿Cómo? ¿Misterios de Andalucía?. No piensen que este ciudadano estuvo seis meses fuera, no. Ni piensen que, pese a tener una edad, está perdiendo la cabeza.
Lo increíble no es ésta anécdota: lo increíble es que la mujer, quien ocupó en su ausencia su casa y le suplantó, pueda verse "amenazada" por él y encontrarse en "peligro" cuando, desde hace dos semanas, cuando tuvo aquel espantoso susto, éste ciudadano se encuentra residiendo en otro sector de la ciudad, acogido por conocidos y amigos suyos: y ni pisa su edificio, ni aquella zona, por consejo de su abogado.
Una mujer que, para colmo de despropósito, no piensen mal en éste caso, ha manifestado ya ella misma no tener nada que ver con la víctima de éste suceso.