domingo, 22 de julio de 2007

UN RELATO DE CIENCIA FICCIÓN (PRIMERA PARTE).

Relato fechado el 14 de Abril de 2.034.

El piloto de caza de la Fuerza Aérea del Mazjen enfilaba el último trayecto de su viaje, sobrevolando la ciudad llamada por ellos de Ixbilia: uno de los dos aviones, del escuadrón de diez, enfilaba en medio de un estruendo en paralelo al río Guadalquivir, paseo de las Delicias, giraba bruscamente hacia arriba y aparecía poco después sobrevolando de nuevo el río y en rasante, sobre el Palacio de San Telmo, mientras una inmensa bandera del Mazjen se desplegaba sobre la Torre del Oro.
En Marruecos gobiernan estos días los fundamentalistas islámicos con el asentimiento del Mazjen: las llamadas de ayuda de los llamados hermanos del Norte por ellos, residentes en el por ellos llamado Al Andalus, motivaban la intervención de éstos días, en apoyo de ellos.
Un inmenso muro, apresuradamente edificado y patrullado, compuesto de entrada por un triple sistema de alambradas, bordeaba las fronteras de Al Andalus, la nueva nacionalidad histórica: España, amputada tiempo atrás de Cataluña y vascongadas, y de facto de Andalucía, conversaba con la UE y la OTAN. Nadie podía defender la supuesta República de Andalucía, toda vez que las bases norteamericanas habían sido desmanteladas y se había exigido el abandono, años atrás, de los restos del ejército español de ella, como de Cataluña se exigió años atrás.
Cuando empezó la invasión silenciosa, a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, los países europeos que seguían inalterablemente los criterios de Schengen dijeron al gobierno español: "allá ustedes".
En los últimos dos años previos, al mismo tiempo que crecía la crísis diplomática con el Mazjen, millones y millones de andaluces, sociológicamente cristianos y europeos, a los cuales (previsoramente) el gobierno de España les mantenía su doble nacionalidad, cruzaban Despeñaperros hacia arriba, en dirección inversa al camino que tomaron nueve siglos atrás hacia el Sur.
El gobierno de España, tras reunirse con el estado mayor del ejército de la Confederación y ejército casi inexistente, había decidido inhibirse en el conflicto y no apoyar a Andalucía: todas las Autonomías confederadas discutían entre sí y ninguna hacía nada.
Seis millones de magrebíes musulmanes residentes en Andalucía, desde hacía treinta y cinco años algunos, en invasión silenciosa, venidos por treinta años, bailaban y cantaban en las calles y campos. Consecuencia de un boom demográfico espectacular (hasta cinco hijos por pareja) colonizaban Andalucía. Unos, convertidos en pequeños agricultores de subsistencia en tantos caseríos, ranchos y cortijillos abandonados en los campos, como consecuencia de las reformas estructurales de la UE hasta 2.010, levantaban las banderas islámicas. Los residentes en las grandes ciudades, aceptados inicialmente como una supuesta mano de obra barata, proclamaban, en medio de un fervor delirante, la nueva República andalusí.
Simultáneamente al tiempo que el Mazjen se reafirmaba más allá del Estrecho, en un frenesí también delirante, casi veinte millones de marroquíes tomaban las calles y aclamaban la grandeza de Alá. En la capital de Arabia Saudita, Medina y la Meca, las muchedumbres arrojaban piedras contra los retratos de la Casa Real de Saud . Casi al mismo tiempo, Arabia Saudí había caído en manos de Al Qaeda.