jueves, 27 de septiembre de 2007

ANOTACIONES LIBERALES. EL MITO DE LA NACIÓN CATALANA ( III) : UNAS CONSIDERACIONES HISTÓRICAS (FRODO Y PIPPIN EN LA COMARCA)

Manifestaba el autor de éste blog que nada más alejado de sus intenciones que propagar una hipotética catalanofobia: todo lo contrario.
No en vano (el nombre no existía todavía) Cataluña conoció un auge impresionante en los siglos IX y X: llámese, por ello, a estos condados entonces la Comarca en sentido tributo a la trilogía de Tolkien El Señor de los Anillos.
¿Y qué es la Comarca en éste relato? La zona geográfica que, con el paso del tiempo, se convertiría más tarde en Cataluña. Pobres condes de Barcelona si viesen lo que ocurre hoy con la quema de efigies de Su Majestad el Rey: vaya coherencia histórica ver a los salvajes independentistas de hoy ahorcar efigies de los monarcas, cuando su mito con base objetiva ciertamente afirma nacieron de los condados y de los Condes de Barcelona (título ostentado por el padre del Rey de España, D. Juan III).
¿Y qué era la Comarca? La Comarca era el área geográfica ocupada por aquellos pequeños condados, área que, en los siglos IX y X conoció un impresionante proceso de humanización del paisaje. La Comarca, dice el mito, tuvo un auge económico excepcional cuyo impulso era la roturación de nuevas tierras y la deforestación y desbrozamiento de la maleza , el incremento consecuente de producción agraria, un incremento demográfico aparentemente importante causado por el éxito de la producción asegurada por el nuevo paisaje agrícola. La Comarca, asegura el mito, estuvo previamente desierta durante el siglo VIII y vacía de la voz humana. La Comarca feliz se mostraba a los visitantes como un éxito en resumen : éxito causado por la tenacidad, paciencia y perseverancia de los meticulosos labriegos que descendieron de los valles pirenaicos en donde se refugiaron y de nuevo ocuparon laderas, valles y cubrieron de huertecillos bucólicos, viñedos, trigales y olivos el paisaje catalán. Repoblaron naturalmente sus ciudades obispales y en decadencia.
El país de los elfos, incuestionablemente, por el contrario, estaba al Sur. Podía ser el dominado por las intrigas del Harén califal y por aquellas mujeres y jovencitas rubias amadas y descritas por Ibn Hazm de Córdoba y sus compañeros de aventuras amorosas , autor del gran tratado del amor arábigo andalusí "El Collar de la paloma". Decenas de miles de bellísimas eslavas vivían en la Córdoba califal, bastión del hipotético paraíso, segregado en guetos, de las Tres Culturas. Córdoba, atestada de baños termales (no "árabes" sino heredados de Roma) y "ornato del mundo" en expresión de una religiosa alemana, Hroswita. Ciertamente Barcelona creció entonces con nuevos barrios, mas desde luego no podia alcanzar las dimensiones de una impresionante metrópoli como Córdoba : donde se hablaba también, pese al ascenso del árabe siempre confinado a los documentos burocráticos de la minoría superpuesta invasora, una variante del latín peninsular en sus calles.
Córdoba la descubrieron, de visita, los hipotéticos y desde luego aún inexistentes catalanes: pues rápidamente se enrolaron, como Pippin y Frodo, bajo las banderas del Califato y las monedas de oro, y los Mancusos, dice el mito, inundaron posteriormente Cataluña. Aunque Pippin y Frodo fuesen personas idealistas, bienintencionadas, honestas, también eran un poco brutos: bien que lo supieron los califales andalusíes pues, según el mito, los catalanes conocían una primera revolución industrial y llenaron de herrerías humeantes en los bellos atardeceres el paisaje "catalán", conceptualmente inexistente se reitera: produjeron armas para los andalusíes.
Cataluña es entonces "la Comarca" estilo tolkieniana de éste relato; suministró dice el mito los mejores guerreros por unos decenios al califato. Si bien reputados historiadores siempre recuerdan que el saqueo terrible para Córdoba lo desencadenaron los bereberes mercenarios.
¿Y cómo sabemos, hoy, los españoles del siglo XX y principios del siglo XXI esto que antecede sobre aquella bella región de nuestra actual España y hoy Comunidad Autónoma? Muy sencillo: el número de documentos conservados en los archivos , referidos a la Edad Media catalana igualan, dicen, en cantidad a todos los documentos conservados en el mismo horizonte histórico concebido cronológicamente en Europa occidental. Sobre ésto se hablará en próxima entrega.
Ciertamente quienes en el plazo del tiempo serían catalanes no sufrieron, entre los siglos X y XIII la posterior y brutal devastación que padeció el núcleo de Al Andalus entre principios del siglo X y el siglo XIII, excepto lo que sería el posterior Reino musulmán y oficialmente arabizado nasrí granadino.
¿Hasta dónde llegaba Hispania entonces y en ella Cataluña, inexistente conceptualmente , hasta dónde llegaba Al Andalus? Tal vez Al Andalus llegase hasta Toledo.
En Toledo se reencontraron los españoles católicos mozárabes y los españoles católicos que seguían las últimas novedades litúrgicas y musicales vigentes en Europa: todos compartían la devoción hacia la figura del Apostol Santiago.