sábado, 9 de agosto de 2008

HISPANIA Y ESPAÑA (X): CONSIDERACIONES FINALES (II)

I. HISPANIA Y ESPAÑA SON CONCEPTOS QUE ENGLOBAN REALIDADES , Y QUE DURAN MÁS DE DOS MIL AÑOS

En realidad el ser humano es un ser racional e irracional y, simultáneamente, simbólico. Se comunica por símbolos; símbolos aleatoriamente inventados por cada colectivo específico, en última instancia, y transmitidos ... por las mujeres. El primero de ellos, sobre todo vivencial, es el lenguaje en que se enculturan los niños y el segundo, su religión; nunca olvidemos que, en los patrones culturales, las religiones fundamentan modelos evolutivos de sociedad. Como que las mujeres son esenciales ala hora de transmitir los patrones culturales entendidos de manera sociológica o antropológica.
Tiempo y Espacio son dos realidades indisociables en la Historia; sobre ambas dimensiones actúan los seres humanos. El mito transmitido oralmente transmite una visión de los orígenes. Lo escrito, conservado en decurso del tiempo, por otra parte, substancia en sí finalmente los orígenes; le da carta jurídica, naturaleza inalterable de sí, pues fija las relaciones del colectivo.
El problema es, ciertamente, de una parte saber cuál es la realidad subyacente en el mito, o de otra saber si el mito finalmente es auténtico.
El mito sintetiza una Idea en realidad, y acuña en sí un Concepto; solamente entonces, si ese concepto es realidad, deja de ser mito. Ejemplo: concepto de España.
Si sigue y suma el amable lector esas ideas, mantenidas sustancialmente e interiorizadas por el colectivo humano sobre un espacio geográfico, en el decurso del tiempo, verá una realidad .
Nada de realidades puras, por cierto, pues eso no existe en los colectivos humanos; las culturas son siempre mestizas. Dejen algunos de hablar de esencialismos.
Para que naciese Europa, durante dos mil años, debían interpenetrarse tres realides diferentes: la imagen grandiosa y aplastante de un Imperio (desaparecido como realidad política, cultural, militar y administrativa, política), una Iglesia universal en dos dimensiones, y la determinación de todos los pueblos europeos a aceptar esas realidades como lo hicieron excepto ... algunas minorías. Sumen a éste substrato el relativismo causado por la época de la Ilustración y tenemos a Europa como es hoy.
En nuestra península también llamada Ibérica, en la antiguedad existieron dos Iberias - una en nuestra península, una en lo que hoy es una nación llamada Georgia - la epopeya histórica duró más de dos mil años.
En lo que fué la Iberia de Occidente, Hoy, desde Finisterre hasta Murcia, desde Algeciras hasta Covadonga, desde San Sebastián hasta Barcelona, existe aún de sobra España. Y España, concebida como realidad global, es también Europa.
Hace dos mil años, en los Foros racionalmente organizados de las ciudades hispanoromanas, se reunían los colectivos y celebraban sus ceremonias, cívicas y religiosas, pensando, siempre, en el Foro romano y en Roma. Roma Mater. Roma Áurea. Se agrupaban en el Culto Imperial.
Nacía, hace más de dos mil años, sistematizado, algo vigente por dos mil años en España: la importancia de las comarcas y de las ciudades. Todas las Plazas Mayores españoles, dos mil años más tarde, son similares...verán Ayuntamiento (Curia), Iglesia, Juzgados...
Por mil quinientos años posteriores, a través de una religión abrumadora y hegemónica históricamente, crisol de creencias también, mas igualmente a través de la palabra de San Pablo consignada en lo Escrito, difundida desde Roma, los españoles se agruparon abrumadoramente en torno a sus Iglesias; en primer lugar las Basílicas paleocristianas y cristianas, después Iglesias y después Ermitas, Iglesias, Catedrales.
Por mil quinientos años los españoles siguieron mirando ... hacia Roma.
Con la caída del Imperio la centralidad política y administrativa había desaparecido ciertamente; la lengua oficial de la Iglesia Católica universal, dos mil años más tarde, es aún la misma que la lengua oficial del Imperio, el Latín. Mas las poblaciones de la península evolucionaron naturalmente. Y las variantes dialectales latinas, sobre el substrato de los pueblos preromanos, mas determinados aportes de minorías invasoras, generaron nuestras lenguas de hoy.
Mas los pobladores de la peníncula se agrupaban en torno a las Iglesias y Ermitas y por mil quinientos años casi siguieron mirando ... hacia Roma.

Allí, en los inicios, en cada uno de los innumerables foros urbanos, entonces, estaba la Curia, votada por cierto democráticamente por los ciudadanos, con candidaturas plurales, utilizando urnas y pasquines electorales, y grafittis. Y los representantes de las innumerables ciudades, creadas o recreadas, de ésa realidad administrativa augústea y romana se reunían en el impresionante Foro de Tárraco, sede administrativa del Concilium de las tres Hispanias.
Hoy, salvando las distancias históricas, se reúnen en un Parlamento en Madrid.
Adriano presidió dicha Asamblea mestizada y algo caótica de delegados, romanos hispanoromanos procedentes de Italia por cientos de miles para poblar las ciudades fundadas por César y Augusto, hispanoromanos semiromanos (algunos residían en Hispania desde hacía trescientos años y no lo decían), indígenas superficialmente romanizados que se pretendían más romanos que nadie (e imputaban a otros carecer de raíces), y funcionarios romanos desde Italia, así como algún turista bárbaro o griego, algo despistado, quien recorría con su esposa la esplendorosa Tarraco y su grandioso Foro.
En aquélla época los habitantes de lo que hoy es, aproximativamente, Andalucía, sus habitantes de hace mil ochocientos años, se sentían felices de saber que, en Roma, gobernaba un ciudadano romano criado en Hispania, Hispaniol. En Sevilla, hoy, abundan por cierto los bustos de Adriano.
El Culto Imperial sintetizaba, a través de los flamines, simbólicamente, una compleja realidad, pues todos los cultos, entonces, eran permitidos mientras respetasen el Estado.
Y posteriormente, en los siglos III, IV y V d.d.C. los textos más tolerantes hacia la libertad de cultos los redactaron, curiosamente, intelectuales cristianos.
Tertuliano, el detestado y vilipendiado por muchos Tertuliano, escribió el más sorprendente y angustioso, en varios sentidos racional, y vitriólico, manifiesto a favor de la Libertad de Cultos.

II. HISPANIA Y ESPAÑA SIGUEN EXISTIENDO DOS MIL AÑOS DESPUÉS...

El Imperium desapareció ciertamente. Siglo V. En un complejo proceso histórico de ochenta años el Imperio occidental desapareció como estructura política y administrativa. El Obispo de Roma tomó para sí, entonces, el título de Sumo Pontífice.
Mas subsistió algo invariablemente durante dos mil años; la voluntad de los pueblos de la península. El concepto se mantuvo por veinte siglos...
Ésa voluntad se manifestó en el deseo de nuestros más remotos antepasados de seguir siendo ellos mismos en su substrato. Lo garantizaban, por ejemplo, en la Alta Edad media, los jueces, educados en el derecho antiguo, votados por el pueblo, a la sombra de aquellas Iglesias y espléndidas Catedrales, en el decurso del tiempo.
Los Reinos penínsulares, en su proceso de centralización administrativa , retomaron y ampliaron el derecho romano, en la vertiente civil, administrativa y canónica para rehacerse, no el islámico.
Y ésa voluntad se manifestó en que, como consecuencia del substratum o substrato preromano y los tiempos bárbaros, nacieron nuevas realidades sociológicas en Hispania. Y, sobre todo, algo muy importante en nuestra cultura europea; las Iglesias fueron el crisol de las realidades del Imperio , cuando éste desapareció. Transmitieron, implícitamente, cuestiones asombrosas.
Historia Magistra vitae. Si no existiese, en la Historia, la importancia de la República romana, nunca hubiese existido la Revolución francesa y el concepto de ciudadano. Y si no hubiese existido el Imperio romano, nunca hubiese existido la democracia local en las ciudades...pero tampoco hubiesen existido las aristocracias europeas o las clases medias adaptadas a los tiempos. Y si no hubiese existido el derecho romano no hubiese existido nuestro concepto. euroamericano, de propiedad privada.
Hoy, por ejemplo, no existe religión oficial del estado en Hispania. La tradición de hostigamiento sistemático a los paganos empezó en el tardío Derecho Imperial, principios del siglo V sobre todo, azuzada por el llamado Clan de los Eunucos, aquellos altos funcionarios civiles.
La Iglesia española, desde 1978 y durante el proceso de Transición democrática, decidió inhibirse del mismo; al fín y al cabo la Transición democrática, pilotada ciertamente con un criterio intervencionista, decidió restaurar el sentido latino y prístino del vocablo Corona; escuchar a todas las partes, y Disociar lo temporal de lo espiritual.
Hoy, por ejemplo, en nuestros días, cualquier ciudadano español sigue votando en una urna. Herencia hispanoromana y romana. Dirá el amable lector que el voto, acorde en leyes municipales, no era directo, y se votaba por tribus; de acuerdo, pero el substrato era ... un hombre y un voto.
Hoy, por ejemplo, en nuestros días, existen dos variantes de matrimonio, como en época de Adriano. Una variante es religiosa, sacramental, fuese pagana o cristiana, siempre religiosamente indisoluble. Otra variante es doble: un proceso lento, divortium facere, hacer un divorcio, una rápida repudium remittere, remitir un repudio, a iniciativa unilateral de cualquiera de los dos cónyuges, hoy se llamaría divorcio express. Ambas existieron entonces, y existen hoy.