martes, 15 de mayo de 2007

ANOTACIONES LIBERALES (XXXVIII): 11 - 14 de Marzo de 2.004.

Muchos españoles siempre recordaremos aquella espantosa tormenta que empezó el día 11 de Marzo de 2.004, con motivo de un vil y atroz atentado terrorista. Un atentado planificado previamente por sus autores para intentar derribar un gobierno y para cambiar la Historia de España. Mucho se ha escrito, desde entonces, sobre cuanto ocurrió, muchas incógnitas se han desvelado, muchas permanecen todavía en la penumbra. Un juicio hay por cierto como siguen los intentos de aclaración de aquella monstruosidad. Iniciativas políticas, no políticas y movimientos cívicos diversos independientes políticamente.
Una tormenta iniciada el 11 de Marzo de 2.004. Una tormenta que culminó cuando los ganadores de unas elecciones nunca con mayoría absoluta, felicitados caballerosamente por el candidato del partido en el gobierno perdedor y partido que gobernaba con legítima mayoría absoluta, comparecieron ante el tremolar de un mar de banderas de un partido político y de un sindicato. En televisión, ante los ojos atónitos de millones y millones de españoles, se desarrollaba una escena en parte escatológica, en parte delirante e increíble cuando estaba gritando una enardecida masa "¡Faltan doscientos!".
La oscura trama de los terroristas y sus cómplices había desgraciadamente funcionado y en nuestra desgarrada España se cumplió la más terrible premonición que tuvo Oriana Fallaci y detectó en Italia respecto a la enfermedad que empieza a corroer a nuestras democracias europeas: con motivo de un atentado terrorista, la oposición echaría la culpa ... al gobierno.
Aquellos casi 200 fallecidos eran de todos nosotros españoles, incluídos quienes vinieron a compartir su vida con nosotros. La memoria de aquellas casi doscientas víctimas fallecidas, aquellos casi dos mil heridos, un sector mutilados de por vida, pertenecía en primer lugar a las mismas víctimas sobre todo y a sus familias, a sus amigos y relaciones a continuación, finalmente a todos los españoles siempre y para siempre, como a todos los partidos. Nunca exclusivamente a quienes cometieron la vileza de aúllar y corear esas consignas ni a quienes cometieron el incalificable error de evitar acallarlas.
Televisada la escena de aquella masa aullante e inconsciente de lo que coreaba , ante los ojos atónitos de un país como de una sociedad ( un sector de la cual había demostrado la más increíble inmadurez esos días) nació la sombra de la sospecha. Como estaba implícito, desde ese momento, al ser la escena públicamente televisada, el camino que tomaría nuestra vida política nacional desde entonces.

Postdata: la segunda entrada referida a Andalucía, prevista para hoy, queda postpuesta para mañana.