Diluir a las personas y su valor intrínseco en supuestas estructuras de "Acción/Transformación" es siempre paradójico e indeseable. El discurso totalitario siempre empieza de esta manera. Todo es muy sencillo entonces como fácilmente sectario. En este discurso simplista los "ricos" son los malos mientras que los "pobres" son los buenos. No es preciso pensar mucho desde luego siguiendo este esquema pues, de manera omnipresente y crecientemente, tampoco se sabe muy bien con frecuencia quiénes son los ricos. Un sector significativo de la nueva nobleza administrativa neorevolucionaria, en nuestro Occidente como en España, actúa de sobra utilizándolo con objeto de empobrecer, consciente o inconscientemente, también a muchos.
El retrato psicológico de "Los endemoniados" existente en Dostoievsky, esos comisarios políticos nihilistas para quienes el fín siempre justifica los medios, es real y siempre presente en el ser humano y las sociedades: para ellos ciertamente todo debe supeditarse a la supuesta liberación, inclusive con falsa base religiosa, la supuesta causa o el supuesto partido. Liberación, Causa, Partido son el pretexto del bienestar cuyos seguidores y afiliados disfrutan. Estos conocen las ventajas del socialismo y del capitalismo, aplicando las desventajas del capitalismo, incluída la aparente inexistencia de derechos laborales irrenunciables, a los demás.
El retrato psicológico de "Los endemoniados" existente en Dostoievsky, esos comisarios políticos nihilistas para quienes el fín siempre justifica los medios, es real y siempre presente en el ser humano y las sociedades: para ellos ciertamente todo debe supeditarse a la supuesta liberación, inclusive con falsa base religiosa, la supuesta causa o el supuesto partido. Liberación, Causa, Partido son el pretexto del bienestar cuyos seguidores y afiliados disfrutan. Estos conocen las ventajas del socialismo y del capitalismo, aplicando las desventajas del capitalismo, incluída la aparente inexistencia de derechos laborales irrenunciables, a los demás.
