viernes, 13 de abril de 2007

ANOTACIONES LIBERALES (VI). LOS MOMENTOS PREVIOS A LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA.

Nada es más interesante, para el historiador, que situarse en los contextos históricos directamente. Muchos procesos históricos se caracterizan por aglutinar elementos dispares, en muchas ocasiones heterogéneos, pues el intento de reconstruir el pasado siempre tiene su razón de ser última en tratar de aglutinar las teselitas de un precioso mosaico utilizando para ello los llamados en la Ciencia historiográfica, Ciencia tanto social como humana, hechos históricos. Además estos mosaicos varían según los momentos. En Historia nadie tiene nunca la última palabra, pero muchos procesos en Historia deberían, en teoría, ser conocidos como un mosaico que se acerca finalmente a una pintura e incluso fotografía, tratando de entender las razones subyacentes de todas las partes involucradas: pues son los seres humanos, no lo olvidemos nunca, quienes hacen siempre la Historia en el ámbito espacial (dónde viven) y temporal (cómo actúan en el fluir del tiempo).
La segunda República española inicialmente se planteó como un modelo político de democracia de entreguerras liberal y democrática si bien estuvo, en su planteamiento inicial, finalmente influenciada por la Constitución alemana de la República de Weimar. Azaña, nos lo recuerda D. Claudio, pudo ser siempre presidente de una República burguesa francesa, no de una República burguesa española. Es nada sorprendente recordar a este respecto que el modelo republicano inicial antes de ser constitucionalizado, impuesto en confusas circunstancias cuando España votó masivamente por las candidaturas monárquicas, fuese directamente apoyado por la abrumadora mayoría de los notables políticos del sistema liberal democrático de la Monarquía que fué transitoriamente suspendido en 1923. Este modelo republicano inequívocamente democrático en teoría en sus fundamentos , como liberal y progresivo, fué por otra parte históricamente inviable posteriormente.
En los análisis historiográficos de nuestros días, con independencia de muchos elementos, se obvia con frecuencia, por los estructuralistas marxistas volcados tanto en el análisis de lo social, como en la opinión unilateral, ideologizada y revisionista que estos siguen sobre dicho proceso histórico, algo esencial. Uno de los elementos desencadenantes de la tragedia colectiva que vivieron los españoles resultó tanto la quiebra del órden público en la calle (esto nos lo recuerda D. Claudio Sánchez Albornoz) como el uso de la radio: mas no el uso de la radio por las autoridades crecientemente prisioneras de una revolución según unos historiadores previamente planificada y prevista, o bien su uso por los alzados. En los momentos previos a la tragedia, desde una larga onda de tiempo, la radio había sido y fué onda de resonancia, como la prensa, que sirvió también tanto para acicatear las pasiones como para provocar ejercicios de irresponsabilidad colectiva.