lunes, 23 de abril de 2007

ANOTACIONES LIBERALES (XV): LA IGLESIA Y LA TRANSICIÓN DEMOCRÁTICA ESPAÑOLA.

Siempre guardar la memoria. No para una venganza sino para salvaguardar el equilibrio. No solamente una memoria respecto a las chekas, chekas que poblaron la final ficción llamada España republicana y los muros recubiertos de sangre coagulada negra. También memoria subyacente respecto a los fusilamientos masivos, aquellas matanzas indiscriminadas que aterrorizaron a un intelectual. Intelectual que sería previamente figura esencial en la venida de la República española como el doctor D. Gregorio Marañón, quien se exilió de la ficción llamada España republicana.
La memoria histórica, hoy partidistamente revitalizada en España, no es precisamente un tema político : reviste otra dimensión. La dimensión última es que existe una neta coherencia entre las actuaciones de una parte importante de los notables del tardofranquismo y la posterior y plena democracia en España y algunos quieren quebrar esto.
Siguen algunas anécdotas históricas sobre lo acontecido en 1936 - 1939.
Un político demócrata inglés se negó a dar la mano a una personalidad representante de la República y se alejó diciendo "sangre, sangre...". La II República española acabó internacionalmente aislada.
En la fiesta anual de la Embajada del Vaticano en Bruselas, años 30, el representante del Partido Socialista belga, flanqueado por el hombre del Rey, P. de F., agachaba la mirada ante el ceño fruncido de Monseñor el nuncio, incapaz de explicar qué ocurría en España.
No solamente es preciso guardar la memoria, el respeto y el recuerdo, por parte un amplio sector sociológico de los españoles. El recuerdo respecto a tantos fusilados masivamente en los innumerables paseos como en los sucesos de Paracuellos entre otros. También guardar la memoria respecto a lo que acontecería con el intento de exterminio de una Iglesia que nunca rechazó inicialmente a la República española.
Como, en su momento histórico, es preciso guardar la memoria, respeto y recuerdo ante el hecho incuestionable que la Iglesia española , como institución, fué esencial en la restauración de la democracia como fué, dejando a las elites de las dos Españas enfrentadas o tantos testigos de un drama entenderse entre sí. La Iglesia española renunció a su inmensa influencia cultural, social y espiritual sobre el pueblo español.
Una imagen desde una infancia hasta los dieciocho años, como dos testimonios de primera mano, en un patrimonio tanto emocional como intelectual interiorizado inconscientemente. El recuerdo es el cuadro de los seminaristas de una orden, en cuyo colegio se educaron y vivieron la pretransición democrática y la Transición democrática española un pequeño sector de jóvenes sevillanos en un colegio de Claretianos. Cuadro alegórico del martirio de los seminaristas atrozmente torturados y vilmente asesinados por profesar una fé en un Seminario de la provincia de Granada.
El conocimiento histórico personal no escrito, sobre aquellos años pasados, proviene de dos sacerdotes. Uno, gran intelectual, eximio teólogo español y claretiano, amigo de mi familia, fallecido hace ya años y años. Otro, el hombre de Dios que nos casó a mí y a mi esposa, quien conoció a Tarancón , fué hombre de confianza del anterior Cardenal de Sevilla, posteriormente canónigo del cabildo catedralicio.
Las largas conversaciones con ellos están resumidas en varios párrafos explicitados en KUL. Estos hombres de Dios encarnaban la Política como catolicismo, adjetivo calificativo y nunca sustantivo paralelo: siempre al servicio del bien común y de todos y fuera de cualquier partidismo.