martes, 17 de abril de 2007

ANOTACIONES LIBERALES (XI): LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA DE 1936 - 1939 (I).

Existen en la Historia tendencias progresivas, en el desenvolvimiento de las sociedades, que afloran y devienen, en determinados momentos, situaciones históricas: son los llamados nudos de la Historia. Una guerra civil en una sociedad nunca surge porque sí. Las problemáticas subyacentes en las sociedades, siempre existentes, generan conflictos y se manifiestan, entonces, con toda su crudeza. Este axioma básico nunca se cumple matemáticamente y de manera determinista pues los seres humanos hemos sido dotados de libertad como lo han sido las sociedades humanas: mas cuando varios problemas se entremezclan simultáneamente y afloran generan, entonces, situaciones excepcionalmente violentas.
Esto ocurrió en nuestra España entre 1936 - 1939, si bien la primera manifestación del problema afloró ya en 1934. Ahora bien, para que estas situaciones de violencia interna se consoliden, deben fallar simultáneamente una serie de elementos previos dentro de la sociedad. Elementos que afectan el complejo proceso y sistema de consensos básicos, siempre existentes internamente en la sociedad, entre gobernantes y gobernados. Me gustaría formular una serie de hechos históricos, en defensa de este aserto, resumidos en dos o tres afirmaciones, tal y como fueron, por mí formuladas, en el alma mater del Santo padre Juan Pablo II. En KUL refuté tópicos historiográficos de supuesto obligado cumplimiento.
a. El tópico historiográfico afirma que se quería defender una posición de privilegio del ejército. Históricamente hablando, para que exista un conflicto civil dentro de una sociedad, debe fallar en primer lugar el consenso social que siempre delega, en el estado, dos poderes irrenunciables. En situaciones de no conflicto, en cualquier sociedad humana, es obvio el respeto de la sociedad al ejército y la obediencia del ejército a las autoridades, como a las funciones de policía. La llamada dictablanda española, entre 1923 y 1929, o 1930, existió pues la sociedad globalizadamente acogió casi, con un aplauso inicial, a Primo de Rivera. Por otra parte, el dictador transitorio, nunca negó legitimidad a la Constitución legalmente: simplemente certificó su interrupción transitoria. El problema es que no quiso o no supo restaurarla como tampoco encontrar un nuevo sistema político. En situaciones excepcionales quienes detentan el poder recurren al ejército: ¿mas, qué ocurre cuando el mismo ejército se parte? Esto ocurrió más tarde en 1936. Igual acontece con la policía: toda la sociedad debe identificarse con su policía, pero si la policía es inoperante o bien actúa partidistamente con demasiado descaro, parte de la sociedad puede desear su propia policía en defensa propia. La cuestión no se refiere pues, únicamente, a dos esenciales instituciones de sociedades humanas, ejército y policía, es más compleja: pero entre Febrero y Julio de 1936 tanto el ejército y policía (en rigor, las policías) en España se fracturaron internamente, de forma definitiva.
b. El tópico historiográfico afirma que la Iglesia defendía, en 1936, posiciones de "privilegio" y eso es mentira. Cuando un sector de las sociedades vé atacados sistemáticamente sus símbolos de autoidentificación: sean biográficos, sean vitales, existentes dramáticamente en su existencia cotidiana, siempre acaba reaccionando violentamente. Reaccionan con violencia en defensa de los mismos, o dejando que otros aseguren su respeto. Nada es más sintomático, en este aserto, que lo ocurrido en Sevilla, convertida transitoriamente en capital del alzamiento. Sevilla era entonces llamada "Sevilla la Roja". Si un sector de los entonces autodenominados rojos no protegieron las imágenes religiosas y ardieron las Iglesias e imágenes, pues eran acusadas de "burguesas", nada tiene de extraño que una parte muy importante del pueblo, identificado con ellas, finalmente se inhiba por ejemplo en un conflicto. El general alzado, Queipo de Llano está enterrado en una Basílica, de una Hermandad populosa, en una zona de la ciudad hispalense sociológicamente considerada como obrera (lo cual como simplificación puede valer pero no es del todo cierto) y en donde se rinde culto a una de las dos grandes imagenes iconográficas de Virgenes sevillanas. Igualmente, la mejor propaganda publicitaria que pudieran encontrar los llamados nacionales, en amplísimos sectores de opinión en el mundo entero por su causa, la suministraron gratuitamente los llamados por sí mismos "rojos", entre otras imágenes, en la foto en la cual un grupo de milicianos fusilaba la estatua del Sagrado Corazón de Jesús.
c. Otro tópico historiográfico afirma que los alzados defendían "a la nobleza": es también incierto en muchos sentidos. Aunque naturalmente los nobles no van a apoyar un hipotético y retórico sistema bolchevista por parte de un sector de los autodenominados "rojos". El peor regalo posterior (e intencionado) que Franco pudo hacer a su siempre enemigo Queipo de Llano, por cierto, fué nombrarle marqués. La anécdota narra su estallido de cólera cuando lo supo, pues nadie se atrevió a decirselo, salvo su amable cocinera por iniciativa propia y con la característica chanza e igualdad en dignidad de las clases populares andaluzas como españolas.
d. Desde hace muchos años tiende, crecientemente, a olvidarse otra cuestión esencial para entender lo acontecido en España en 1936 : el proceso del llamado alzamiento, que fracturaría España, triunfó, aproximativamente, en las zonas de España en las cuales no triunfó el Frente popular y fracasó, aproximativamente, en las zonas de España en las cuales éste triunfó. Con independencia de la tremenda polémica que rodea a esas elecciones previas, es evidente siempre que Sevilla rompe curiosamente esta correlación como es evidente que la persecución anticlerical fué muy fuerte en Sevilla y su provincia.
e. En último lugar me refiero a la polémica cuestión de la llamada Cruzada. No en vano afirmar por mi parte existió una Cruzada (sin entrar a valorarla) , como hecho histórico, fué considerado como "apología del fascismo" por mi realizada en KUL (para sorpresa mía y supongo de KUL). Las Cruzadas, curiosamente, por parte de la Iglesia, siempre se olvida esta cuestión, históricamente surgen en su planteamiento como una autodefensa de la Iglesia. Siempre me fascina qué tiene de difícil tratar de entender y por qué es extraño deducir que el conflicto de 1936 - 1939, dentro de una nación como España, en la cual el 99% de la población llevaba quince siglos enculturada en el catolicismo cristiano abrumadoramente y, sobre todo, sus símbolos, no iba a resolverse favorablemente en beneficio de quienes decían defender dichos símbolos frente a quienes decían querían destruirlos. Ciertamente se creó, para el futuro, un problema parcial, el cual subsiste hasta hoy, de indiferentismo en una parte importante de la población española, indiferentismo causado también por una compleja serie de razones.
f. Es principio, en la antropología cultural, que las sociedades tienen sus religiones porque quieren tenerlas. El bolchevismo ruso nunca pudo extirpar la Fé ortodoxa de la nación rusa pese a sesenta años de persecuciones y genocidio. El comunismo polaco, impuesto por Stalin, jamás se atrevió a actuar frontalmente contra la fé interiorizada de una población católica militante pese a gobernar dicha nación por muchos años. El Khmer rojo (defendido el pueblo camboyano contra el Khmer rojo por USA y su idealismo característico) nunca pudo extirpar la fé budista de Camboya pese a su planificado vaciamiento de ciudades, arrasamiento integral de templos, sistema de torturas masivas, campos de concentración, genocidio por hambre planificado y arrasamiento de la infraestructura de la nación mientras supuestamente gobernó. Una de las primeras medidas del Khmer Rojo, al entrar en la capital, fué dinamitar el edificio del Banco Nacional de Camboya. Vaya gobierno. Si los nacionalistas Khmers blancos no hubiesen prescindido del monarca, Sihanouk, qué diferente hubiese sido la Historia de Camboya.
En España, bastantes años atrás de estos sucesos, afortunadamente, los comisarios políticos de la Komintern, especialistas por cierto en torturar en masivas chekas, se encontraron con un golpe de estado dentro del mismo bando republicano. Golpe en contra del inficionamiento bolchevista, golpe que triunfó. Ahí estuvieron entre otros Julian Besteiro como Casado. Ahí están en aquelllos momentos los textos, espléndidos, del Secretario de Besteiro, Julián Marías. Las consecuencias fueron, en realidad, el desmoronamiento casi inmediato de la ficción llamada España republicana, convertida previamente en anarcobolchevique en 1936-37 y después en bolchevique. La República que trataban de defender y de resucitar había dejado de existir en 1936 -1937. El golpe antibolchevique triunfó pero la ficción llamada España republicana naufragaría en breve tiempo, tras negarse los integrantes del llamado bando nacional a una conciliación como la simultánea consecuencia del viento de libertad interna que el mismo golpe trajo en el bando republicano agonizante.
¿Qué podían hacer los republicanos moderados subsistentes, además, frente a un ejército de más de un millón de nacionales encuadrados por sacerdotes resucitados tras su intento de exterminio, comandados por oficiales, y bajo banderas milenarias y bimilenarias? Se vivió en vascongadas: mas de dos tercios del PNV se pasaron previamente, armas y bagajes, a los nacionales. El pueblo estaba agotado y además los mensajes oficiales eran de Paz y de Perdón.