jueves, 12 de abril de 2007

ANOTACIONES LIBERALES (IV): LA MASONERÍA EN EL NACIMIENTO DEL LIBERALISMO ESPAÑOL (1808 - 1812).

Nada existe más peligroso que la simplificación en el análisis de los discursos históricos. La simplificación es siempre necesaria en el discurso del historiador, por ello siempre tan peligrosa.
Reseño, siendo consciente de este aserto previo, unas cuestiones, por mí analizadas y profundizadas, partiendo de datos previos obtenidos en un curso de doctorado, que seguí durante el bienio 90/92.
Estas cuestiones que siguen están implícitas previamente en una Conferencia que dí, Junio de 00, en el Aula Magna de la Facultad de Humanidades de la Universidad de KUL Lublin, Alma mater del Santo padre Juan Pablo II. Las cuestiones que aquí siguen no fueron tampoco íntegramente expuestas en una Conferencia en el Salón de Actos del Colegio Julio César de la ciudad hispalense, prevista para público de todas las edades e invitado amablemente por el Profesor Doctor D. Antonio Egea, propietario de dicho centro, el pasado año 06.

I. Unas reflexiones previas.


La masonería es importante en el proceso de nacimiento del liberalismo español entre 1808 y 1812, como entre 1812 y 1840. Ateniéndome a 1808 - 1812, es el proceso histórico que siempre está interrelacionado con la Guerra de Independencia española resultado de la invasión francesa. La influencia masónica no explica todo evidentemente en el mismo. No es masónica la necesidad de convocar Cortes constituyentes, cuando España lucha contra la invasión napoleónica, como no es ineluctablemente masónico el desarrollo de un posible liberalismo en el desarrollo de las sesiones de las constituyentes, como tampoco son evidentemente masónicas muchas reformas necesarias previstas y que se hicieron sobre el papel entonces.
En aquellos años existían en España, además, actuando dos masonerías distintas según el estereotipo historiográfico: la inglesa, que actuaba en Cádiz e hipotéticamente en los cuerpos expedicionarios ingleses que colaboraban con las tropas españolas insurgentes y la afrancesada o francesa, mas respecto a la segunda sería preciso hablar de algo más sorprendente, la proscripción de la masonería en el Imperio napoleónico.

II. La masonería en Cádiz (1808-1812).

Centrándonos en Cádiz existe algo muy importante a tener en cuenta. Los diputados eran todos, al menos nominalmente, católicos: sí es cierto que la minoría masónica fué la que desencadenó el golpe de estado contra la Regencia encabezada por el anciano y venerable ancianito obispo de Orense, en un golpe asambleario y es cierto que, en determinados momentos, esta minoría perfectamente organizada y que seguía incluso consignas desde el Gran Oriente inglés a través de los barcos que avituallaban Cádiz, fué esencial en el proceso de radicalización de algunas sesiones.
Un sector más radical apoyó e impulsó los ataques contra las órdenes religiosas españolas que se vieron injustamente agredidas en un sector de la publicistica liberal. Estas órdenes religiosas eran por cierto adoradas por el pueblo según los testimonios de ingleses y franceses y extranjeros que visitaban España. Hubo, pues, diputados masones liberales pero los llamados "diputados jansenistas" eran en su mayoría religiosos y eran dogmáticamente personas ortodoxas en su catolicidad. Ello no les impedía ser también liberales como demostraron en tantos momentos. El catolicismo de los diputados gaditanos era fruto del contexto de la época.
El problema no fué a priori el rechazo al liberalismo por los españoles sino que, cuando este se impuso, había atacado también simultáneamente determinados símbolos que para los españoles de entonces eran sagrados: ello explica siempre la importancia que tuvieron, dentro del mismo doceañismo como manifestación histórica también, primero los despectivamente llamados diputados serviles por los liberales o después los llamados diputados persas que, votados por el sistema democrático indirecto gaditano , para susto de los doceañistas que controlaban la Regencia, reclamaron a Fernando VII (figura histórica idealizada por la abrumadora mayoría de los españoles de entonces) a su vuelta a España del exilio derogase dicha Constitución doceañista.

III. Una breve conclusión.

El gran problema para los españoles, entre 1812 y 1833, partió de una profunda distorsión inicial en torno, finalmente, a un símbolo constitucional: el pueblo español, globalizadamente embarcado e involucrado en una contrarevolución realista entonces, hasta vencer a los franceses, descubrió, al acabar la Guerra de Independencia que, en el Cádiz aislado, se había discutido una Constitución en una serie de aspectos jacobina y revolucionaria para un sector importante en la mentalidad de la época. Por ello tantos españoles rechazaron inicialmente dicha Constitución.