martes, 3 de abril de 2007

"Martínez de la Rosa y la instauración del Liberalismo consolidado en España".

El preceptivo trabajo de investigación de tercer ciclo por mí realizado y su pública defensa por mi parte en sala atestada de invitados era obligatorio para completar los créditos previos de los cursos de doctorado y el otorgamiento de la Suficiencia investigadora. Momento preliminar y jalón ineluctable para seguir con mi trabajo de Tesis doctoral iniciada desde 1990. La búsqueda, por parte del político granadino Martínez de la Rosa, de una vía media para conseguir afianzar el Liberalismo español desde 1834, fué objeto de mi trabajo de investigación de Tercer ciclo. El Tribunal evaluó mi trabajo de investigación con la calificación de Sobresaliente. Siendo Martínez de la Rosa una personalidad formada en el clasicismo, pese al ambiente exaltado finalmente de preromanticismo y romanticismo que le tocó vivir, las modestas planchas decorativas neoclásicas que jalonaban como frontispicio cada capítulo del primer volúmen fueron el mejor homenaje, por mi parte, a la estética de un pasado cuyas ventajas aún hoy vivimos los españoles. Me refiero a las Instituciones libres empezando por la Libertad de prensa y opinión. Al fin y al cabo Martínez de la Rosa, artífice del llamado Estatuto Real, encarnó con su grandioso fracaso un sistema político (1834 - 1836) que resumió el periodista Larra en su estremecedor artículo "El día de difuntos de 1836": Aquí yace el Estatuto, vivió y murió en un minuto. El espíritu del llamado "justo medio", con todas sus limitaciones, ha influenciado sistemáticamente nuestra Historia española desde entonces y ha pervivido indirectamente, en sucesivas coyunturas políticas, hasta nuestros días . Esta mentalidad posibilitaría entonces la posterior primera democracia censitaria española pese a no aceptar del todo inicialmente los liberales doceañistas, presos del totalitarismo jacobino, los partidos políticos de notables.